domingo, 5 de junio de 2016

APROVECHANDO LOS RESTOS


A veces (la mayoría de las veces), nos sobra pasta de jabón ya con sus añadidos.
¡No la vamos a tirar!; es buen jabón, y nos va a servir para decorar otros futuros jabones.
En cuanto la pasta se haya enfriado, y aunque haya pasado un día, mientras siga húmeda podremos moldearla.
Una opción es hacer bolitas de diferentes tamaños.


También cuando damos la forma definitiva a la pastilla, sobran limaduras que de la misma manera pueden ser aprovechadas.


Estos restos pueden ser añadidos a la pasta de jabón recién preparada justo antes de enmoldar. Se remueve bien todo y se vierte. 
Conviene golpear firmemente el molde contra la superficie de trabajo para evitar que se queden huecos sin rellenar de pasta, ya que no es un líquido. También apretar firmemente con la mano sobre la masa enmoldada protegida con el film transparente.

Un ejemplo es este jabón que he preparado: el bubble.


Y no olvides tener en cuenta la combinación de fragancias y el color que le des a la masa de relleno.
El resultado es un jabón divertido, que desprende aromas cambiantes bajo la ducha. 
Gusta a niños y mayores.

domingo, 29 de mayo de 2016

JABÓN DE TÉ VERDE Y PERA



Su ingrediente principal es el aceite de oliva, el cual, junto con el aceite de coco, el de palma y el de ricino, da un jabón suave con una espuma estable.
Su color es gracias al alga chlorella, que si bien no da un verde espectacular, dota a este jabón de sus propiedades detoxificantes que favorecen además la producción de colágeno y elastina.
Perfumado con fragancias de té verde y pera y decorado con hojas de té verde, es ideal para una cura de primavera.
Un sobreengrasado con aceite de almendras, y ¡listos para tener una piel suave e hidratada!

domingo, 15 de mayo de 2016


Primeras fotos con los jabones empaquetados.


Una vez respetado el tiempo de secado, se empaquetan los jabones con papel, nunca con plástico que no deje respirar al jabón.
El embalaje lo protege y hace que el olor perdure por más tiempo.
Yo he escogido papeles de origami con motivos japoneses y otros más sencillos. 
Nunca hay que juzgar un libro por su cubierta, pero ya que nuestro jabón es especial, que lo sea también su envoltorio.






jueves, 18 de febrero de 2016

El proceso en caliente.

Es importante tener todo preparado y a mano antes de empezar.
No hace falta un gran espacio, pero sí ser organizado para poder maniobrar con soltura.
Disponer de la receta a la vista, y si en el último momento debemos modificar algún ingrediente o cambiar las cantidades, volver a hacer los cálculos con la calculadora de saponificación.
Yo uso la de mendrulandia.
Gracias Mendru, muchas gracias.

CALCULADORA DE SAPONFICACIÓN DE MENDRULANDIA

Calcula que necesitarás unas 3 horas para dar por concluido el proceso y haber enmoldado.


El agua y la sosa caustica.

Se pesan por separado.
Para mezclar, incorporar SIEMPRE la sosa en el agua, y no al revés. En previsión de posibles salpicaduras, protegerse bien las zonas expuestas, como manos, cara, y sobre todo, ojos, con material de protección.
La sosa es caustica, produce quemaduras, y es irritante por inhalación.
La mezcla sosa-agua es exotérmica, por lo que puede quemarnos y fundir un recipiente no adecuado.
Usar para mezclar un utensilio resistente al calor.



Los aceites.

Primero se pesan los que vamos a utilizar para elaborar la pasta de jabón. 
Podemos dejar para más tarde el pesar los del sobreengrasado.
Vertemos en la olla los aceites y mantecas y los calentamos hasta que se equipare su temperatura con la de la sosa disuelta.


Para fundir las ceras y/o resinas, yo utilizo un cazo de acero. Las fundo con parte de las grasas y luego lo añado todo a la olla.


La pasta de jabón.

Cuando la grasa junto con la sosa y el agua se transforman en jabón se le llama SAPONIFICACIÓN.

Una vez sosa disuelta y aceites han alcanzado la misma temperatura, vertemos suavemente la primera en la olla apagada donde están las grasas, mediante un chorrito fino mientras vamos removiendo con la batidora de varillas hasta que la mezcla se homogeneíce.














Si vemos que la traza tarda en llegar, utilizamos la batidora eléctrica con cuidado de no salpicar. 
Empezaremos con una velocidad lenta y sin levantar la batidora. De manera intermitente es lo más práctico y a la vez, vamos removiendo la mezcla.
Vemos que ésta se vuelve más opaca y más densa hasta alcanzar la traza.




Seguimos batiendo hasta que la masa se vuelve más y más densa.

Este el momento en el que añadiríamos los colorantes no sensibles al ph y las arcillas, con el fin de repartirlos de forma homogénea por la masa.




Cuando ya se parece a una mayonesa o nata batida, dejamos de batir.













Ha llegado el momento de tapar la olla y de ponerla a funcionar. 
Si tiene varias opciones, siempre empezamos por la temperatura más baja, la pasta no debe de hervir, solo cocerse (el burbujeo que oiremos más tarde).











La transformación.

La pasta se va transformando en jabón. Cambiará su pH, hará espuma, lavará: al perder el sobrante de agua formará las barras de jabón definitivas.
Pero mientras....

Tras 30 min. la pasta es más fluida y transparente.
Removemos y volvemos a tapar.
20 min. más tarde sigue fluida. Removemos y tapamos.
Tras otros 20 min. removemos y tapamos.
Los cambios que sufre la pasta no se aprecian bien en las fotos, pero ésta se va volviendo opaca y más compacta, aún siendo fluida (que no líquida).
Según los ingredientes, también puede tener un aspecto distinto.
Cuando lleva aceite de coco, la masa "sube". Hay que tener en cuenta el volumen que acepta nuestra olla.
Al removerla suena como a burbujitas. Es normal.

Estas fotos las hice mientras preparaba el Jabón de Castilla cuya receta aparece en el blog.

Repetiremos la acción de remover y tapar cada 15-20 minutos hasta llegar a tener una pasta con una consistencia más compacta que se despegue fácilmente de las paredes de la olla.

¿Cómo saber que ya está listo el jabón para enmoldar?
Se puede hacer el test del pH, bien con una tira de pH, bien con la lengua.
Si lo hacemos con la tira de pH, éste tiene que estar entre 8 y 9. Si da menos, pues estupendo.
Si lo hacemos con la lengua, primero enfría un poco de pasta y luego pruébala con la punta de la lengua. Si da sensación de picor, todavía la masa es caustica así que repite el proceso de remover y tapar con la olla conectada unas cuantas veces hasta que deje de serlo.


El enmoldado.

Es cuando pasamos esa masa rebelde y caliente al molde que hemos escogido.
Lo primero es untar las paredes con aceite vegetal con la ayuda de un pincel.
Apagamos la olla y vamos llenando el molde con la ayuda de la cuchara.
A la vez, voy moviendo el molde para ayudar a que la masa rellene los huecos, ya que esta muy densa.
Al final, lo golpeo contra la mesa para evitar que se queden bolsas de aire que afearían el resultado final de nuestro jabón.
Con la espátula de plástico, aliso lo que puedo la superficie y una vez un poco frío, con las manos y ....voilà!:


Desmoldar.

Con un molde flexible como los de silicona, es tarea fácil. Con uno rígido la cosa se puede complicar.
Se puede desmoldar a las 6 horas de haber vertido la pasta, una vez ésta se ha enfriado y por tanto endurecido.
Yo lo dejo más tiempo. La toco, y si veo que la presión de los dedos no deforma fácilmente la masa, procedo a desmoldar.
Si cuesta mucho, se puede meter al congelador un par de horas, y por condensanción sale. Esto último lo intentaré a ver qué tal.


Cortado.

Venden cortadores específicos para jabón. Yo los tengo, pero no aquí. 
No son muy caros. Aunque con un cuchillo largo y de hoja ancha (yo voy tirando con el jamonero), que corte bien y que sea de un buen acero inoxidable, salen con un poco de maña cortes bastante profesionales.
Podemos buscar por los cajones, y ya si nos encontramos con una lira de cortar queso, nos consideraremos muy afortunados.
















Como son jabones para lavar la ropa, tienen esa forma y tamaño.
Con la práctica se aprende a intuir cuando es el momento idóneo para cortar los bloques en unidades más pequeñas. A veces es justo al desmoldar, a veces conviene esperar hasta un par de días.


Secado.

Aunque ya se pueden usar, puesto que la saponificación ha terminado y el pH no es mayor a 9, dejaremos secar nuestras pastillas sobre una rejilla o estantería protegida, e iremos volteándolas para que pierdan lo que les pueda sobrar de agua y se endurezcan más.
Dependiendo de la receta, este tiempo varía.
Yo los dejo curar por lo menos 3 semanas. Como el buen vino, con el tiempo el jabón gana.
Un jabón hecho de manera correcta, tarda años en echarse a perder.


Conservación.

Nunca se guardan herméticamente. Lo mejor es bien en una caja de madera sin tratar, o una buena caja de cartón, o en el interior de un armario aireado.
Se pueden envolver en tela o papel, nunca en plástico. 
El jabón, sigue vivo y respira.









Jabón de Castilla

Un poco de nuestra historia...

Se conoce como Jabón de Castilla al jabón fabricado a base de agua, sosa cáustica y aceite de oliva. 
El jabón de Castilla recibe este nombre por haberse producido a gran escala en los territorios de la Corona de Castilla, desde donde era exportado a numerosos lugares de Europa y América. Aunque la Corona de Castilla no era el único productor de este tipo de jabón, sí era su productor por antonomasia.
No debe confundirse con el Jabón de Marsella, que utiliza aceites vegetales de diversa procedencia y no sólo aceite de oliva.
Nada ha cambiado desde entonces en su elaboración. 
Un Jabón de Castilla auténtico contiene exclusivamente un 100% de aceite de Oliva, aunque con un 50% de éste ya es considerado como tal.
Realizado solo con aceite de Oliva, producirá poca espuma y resulta algo viscoso, por lo que se le suele añadir una pequeña cantidad de aceite de Coco para que produzca más espuma.



El Jabón de Castilla para los más puristas es el que se ha realizado solo con aceite de Oliva.
Aquí propongo varias recetas diferentes ya que voy a añadir aceite de Coco, para que haga espuma, y que cada una va a tener un uso distinto.

Cuentan los expertos en la materia, que cuanto más viejo es un Jabón de Castilla, mejor resultado da.

¿Podríamos usar un aceite usado para hacer un jabón cuyo uso no vaya a ser el de la higiene personal?
Sí. Pero solo si no vamos a almacenar las prendas lavadas con él, ya que tarde o temprano, olerán a rancio.
Merece la pena comprar un buen aceite, no necesariamente virgen, que nos va a permitir almacenar el jabón sin mucho riesgo a que se enrancie.
Para el reciclado del aceite hay otro apartado. 


CASTILLA PARA LA ROPA DELICADA

Ingredientes:
  • Aceite de Oliva nuevo   400 gr
  • Aceite de Coco             100 gr
  • Agua                           186 gr
  • Sosa Caústica             72,5 gr 
Sobreengrasado (SE) al 0%. Suave con la ropa y suave con las manos que lo usan.
Jabón de Castilla 80% de Oliva
0% SE
Los jabones de aceite de oliva a veces no quedan tan blancos. No pasa nada. Con el tiempo y al usarlos se vuelven así.
Lo bueno que tienen los jabones para el hogar hechos en caliente es que se pueden usar nada más desmoldar ya que si le quedara algo de sosa por saponificar, no pasaría nada, solo limpiarían más. 

CASTILLA PARA LA ROPA SUCIA

Ingredientes:
  • Aceite de Oliva nuevo   600 gr
  • Aceite de Coco             150 gr
  • Agua                           291 gr
  • Sosa Caústica             113 gr
Sobreengrasado (SE) al -4%.
Jabón de Castilla 80% de Oliva
-4% SE
De apariencia igual a los anteriores, pero con sosa sin saponificar, lo que equivale a más lejía y se traduce en un mayor poder limpiador.


CASTILLA PARA LA ROPA MUY SUCIA


Ingredientes:
  • Aceite de Oliva nuevo          300 gr
  • Aceite de Coco                    100 gr
  • Pez de Castilla (Colofonia)     25 gr
  • Agua                               146,8 gr
  • Sosa Caústica                       69 gr
  • Percarborato                         69 gr
Sobreengrasado (SE) al -12%.

La resina de Colofonia se funde en un cazo metálico o sartén junto por parte del aceite de oliva y ya de paso el de coco si está sólido.
Hay que remover continuamente ya que tiende a aglutinarse y formar una pasta pegajosa en el momento en que baja su temperatura.
Calentar en la crock-pot el resto de los aceites y en cuanto la colofonia se haya fundido y mezclado bien con los aceites en el cazo, verterlos en la olla y remover.
Seguir el proceso.
El percarborato se añade cuando éste ha terminado, antes de enmoldar, incorporándolo lo mejor que uno pueda a la masa.


CASTILLA PARA BEBÉ


Ingredientes:

  • Aceite de Oliva Virgen nuevo       380 gr
  • Aceite de Coco                             50 gr
  • Agua                                      130,3 gr
  • Sosa Caústica                           50,7 gr
  • Oleato de Caléndula                     20 gr
  • Vitamina E

Sobreengrasado (SE) al 20%.

Jabón muy, muy suave con casi un 90% de aceite de Oliva y un sobreengrasado importante.

El oleato de caléndula le aporta un poco de color al jabón, lo que me ayuda a diferenciarlo del de otros usos. Lleva muy poco al ser un jabón indicado para pieles muy sensibles.
Sin fragancia ni otros aditivos.
La vitamina E protege al aceite del SE del enranciamiento.


El Jabón de Castilla.

Un poco de nuestra historia...

Se conoce como Jabón de Castilla al jabón fabricado a base de agua, sosa cáustica y aceite de oliva. El jabón de Castilla recibe este nombre por haberse producido a gran escala en los territorios de la Corona de Castilla, desde donde era exportado a numerosos lugares de Europa y América. Aunque la Corona de Castilla no era el único productor de este tipo de jabón, sí era su productor por antonomasia.
No debe confundirse con el Jabón de Marsella, que utiliza aceites vegetales de diversa procedencia y no sólo aceite de oliva.
Nada ha cambiado desde entonces en su elaboración. 
Un Jabón de Castilla auténtico contiene exclusivamente un 100% de aceite de Oliva, aunque con un 50% de éste ya es considerado como tal.
Realizado solo con aceite de Oliva, producirá poca espuma y resulta algo viscoso, por lo que se le suele añadir una pequeña cantidad de aceite de Coco para que produzca más espuma.

miércoles, 17 de febrero de 2016

La saponificación en caliente.


Tras haber utilizado la saponificación en frío para elaborar mis jabones, un buen día decidí probar el proceso en caliente...y me gustó.
De hecho ya los hago todos así, salvo si los quiero decorar y necesito para ello que la masa sea fluida.
El jabón hecho en caliente tiene una apariencia final más tosca pero a cambio, asegura que las grasas añadidas en el sobrengrasado que son las que escogemos por sus  propiedades, se quedan sin saponificar y la sosa no las agrede.

A la hora de ponerse a trabajar se necesita algún utensilio más que para el proceso en frío. Por ejemplo, el recipiente donde alcanzará la traza la masa de jabón ha de ser resistente al calor ya que lo sumergiremos al baño maría durante un buen rato. Encontraréis por la red jaboneros que os lo explicarán.
Yo directamente aposté y adquirí una crock-pot.



En España no es algo habitual usar en la cocina una olla de cocción lenta, pero buscando un poco se encuentra en tiendas.
Los especialistas en hacer jabón con la crock-pot son los norteamericanos.
Me decanté por una que me permitiera realizar poca cantidad de masa (1,5 kg), por ir viendo como iba el proceso, pero que ya se me está quedando pequeña.
No me arrepiento en absoluto de mi adquisición. Y es la más sencillita. Las hay hasta con temporizador y programador. No queremos llenar la cocina de trastos, pero yo sin este trabajaría peor.

En la próxima entrada hablaré del resto de utensilios de mi cocina jabonera, y que lógicamente SOLO uso para hacer jabón.